Si has leído el libro de Génesis te darás cuenta que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza y le dio mandamiento a este de permanecer en su camino y no violar sus mandamientos, pero no fue así, el hombre no cumplió el mandamiento de Dios, sino que se desvió y arrastró consigo a toda la humanidad que había de venir hacia la corrupción. ¿Quedó todo allí? ¡No! Pues, Dios envió a su único Hijo para que fuésemos redimidos del pecado.
Amados hermanos, lo cierto es que cuando nosotros nos guardamos del mundo y sus deseos entonces pasamos a ser bienaventurados, personas dichosas, personas admiradas. Y a esto nos ha llamado Dios, a apartarnos del mundo y sus deseos, a estudiar la Palabra de Dios e ir en oración para saber cuál es el verdadero camino en un mundo totalmente corrompido por el pecado.
31 Me regocijo en la parte habitable de su tierra;
Y mis delicias son con los hijos de los hombres.
32 Ahora, pues, hijos, oídme,
Y bienaventurados los que guardan mis caminos.
33 Atended el consejo, y sed sabios,
Y no lo menospreciéis.
Proverbios 8:31-33
Este capítulo es dedicado a hablar sobre la sabiduría, pero no sobre cualquier tipo de sabiduría, sino aquella que viene de lo alto, aquella que hace entrar a los hombres en la verdadera cordura, aquella que nos guía hacia el verdadero camino que es Cristo.
Hay hombres que creen ser sabios, pero su sabiduría es vanidad, prontamente es destruida y no les alumbra para tomar la vereda correcta, sin embargo, la sabiduría que viene de lo alto, si nosotros andamos y estamos atentos ante ese consejo, el cual es la Palabra de Dios, entonces seremos considerados como hombres bienaventurados. Si guardamos este camino somos realmente bienaventurados.
Es mi oración a Dios que nos ayude a permanecer firmes ante la sabiduría de este mundo, que nos ayude a tener un pensamiento como el de Cristo y que su fortaleza esté con nosotros todos los días de nuestras vidas.