Versículos bíblicos para leer al inicio del culto. La elección de un versículo para iniciar un servicio bíblico es para motivar las personas a adorar a Dios preparándolos para escuchar la predicación de la Palabra.
En el momento de la lectura bíblica de un versículo o texto devocional es bueno que todos estén de pie y si es posible leer todos juntos. Son consejos simples para hacer reverencia a Dios, llevando toda la atención de los oyentes hacia la Palabra de Dios. A continuación les mostramos algunas sugerencias de versículos bíblicos muy usados en aperturas de cultos:
1 – Salmos 100:4
Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre
Este versículo nos recuerda que debemos acercarnos a Dios con un corazón agradecido. Iniciar un culto con palabras de gratitud ayuda a que la congregación dirija su atención hacia el Creador y no hacia las preocupaciones cotidianas.
Además, la invitación a alabar y bendecir el nombre del Señor crea un ambiente de gozo y reverencia, preparando los corazones para recibir la enseñanza bíblica con disposición y humildad.
2 – Hebreos 10:25
no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
Este pasaje enfatiza la importancia de la congregación y la comunión entre los hermanos. Leerlo al inicio del culto motiva a valorar la oportunidad de estar juntos en la presencia del Señor.
También nos recuerda que el tiempo es valioso y que debemos aprovechar cada reunión como una preparación para la venida de Cristo, fortaleciendo la fe y animándonos mutuamente.
3 – Salmos 65:4
Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti, Para que habite en tus atrios; Seremos saciados del bien de tu casa, De tu santo templo.
El salmista expresa la dicha de poder ser escogido por Dios y tener acceso a Su presencia. Iniciar el culto con este texto eleva la conciencia de que estar en la casa de Dios es un privilegio inmenso.
Asimismo, este versículo prepara a la congregación para recibir alimento espiritual, recordándoles que en el templo hallamos fortaleza, paz y dirección divina.
4 – Salmos 119:105
Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.
Este versículo destaca la función de la Palabra como guía segura en la vida cristiana. Al inicio del culto, dirige la mente de los oyentes a reconocer que toda enseñanza bíblica es luz en medio de la oscuridad del mundo.
De igual forma, inspira confianza en que cada paso que damos en obediencia a la Palabra nos conduce por caminos de bendición y nos libra del error.
5 – Salmo 125:1
Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, Que no se mueve, sino que permanece para siempre.
El culto puede comenzar con esta declaración de confianza en Dios, recordando a la congregación que la fe en Él nos da estabilidad y firmeza frente a cualquier dificultad.
Así, los creyentes son animados a permanecer constantes, sabiendo que quien deposita su confianza en el Señor no será conmovido por las pruebas de la vida.
6 – Isaías 55:6
Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.
Este pasaje es un llamado urgente a buscar de Dios con sinceridad. Leerlo al inicio del servicio invita a todos a disponerse espiritualmente para escuchar Su voz.
También enseña que el tiempo de gracia es ahora, motivando a la congregación a aprovechar la oportunidad de reconciliarse con Dios y fortalecer su fe.
7 – Salmo 46:1
Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Este versículo llena de consuelo y esperanza al pueblo de Dios. Al usarlo en la apertura del culto, se recuerda que el Señor es un refugio seguro en cualquier situación.
La congregación es animada a confiar en la protección divina, sabiendo que en medio de las tribulaciones, Dios siempre está dispuesto a socorrer y fortalecer.
Conclusión
Iniciar un culto con la lectura de versículos bíblicos no es solo una tradición, sino un acto de reverencia y preparación espiritual. Cada uno de estos pasajes ayuda a enfocar el corazón y la mente en Dios, generando un ambiente propicio para la adoración y la enseñanza.
Al hacerlo, se fomenta una actitud de gratitud, confianza y expectativa en la congregación, recordándonos que la Palabra de Dios es viva y eficaz, y que ella debe ocupar el primer lugar en cada reunión cristiana.