Cuando crees que Dios traiciona tus esperanzas

“Te has olvidado de mí Dios”, “he confiado en Ti de valde”, “te he servido en vano”; estas muchas otras frases han sido pronunciadas de labios de mayoría de creyentes, incluso, quizás de usted que está leyendo este artículo o de mí que lo escribí.

En la Biblia encontramos algunos hombres de Dios que fueron rectos, fieles y que amaban a Dios y aún así llegaron momentos en sus vidas donde pensaron que Dios les había abandonado y hasta maldijeron el día en que nacieron. Tenemos dos ejemplos muy buenos, los cuales son Job y Jeremías, ambos maldijeron el día en que nacieron y prácticamente sintieron esa chispa de duda. ¿Te sientes así, olvidado por Dios y que ha sido en vano todo lo que haces? Hermanos, hay un sentir que debe estar presente en la vida de cada creyente y es el sentir de confiar en Dios por encima de la circunstancias.

A veces las situaciones de la vida nos arropan, más ¿qué piensas en esos momentos? ¿piensas que Dios te abandonó o piensas que Él está utilizando aquello para formarte más a la imagen de su Hijo Jesús? Me encanta la historia de los tres jóvenes Judíos Sadrac, Mesac y Abed-nego, en el capítulo tres del libro de Daniel encontramos esta gloriosa historia, veamos algunos detalles:

En el verso 1 de Daniel capítulo tres encontramos que el rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro, en el verso 5 da la orden de que todos deben postrarse ante la estatua y en el verso número 6 habla de aquello que sufrirá quien no adore dicha estatua. En el verso número 15 el rey habla directamente con los tres jóvenes que no se postraron ante la estatua y dijo:

15 ¿Están dispuestos ahora, para que cuando oigan el sonido del cuerno, la flauta, la lira, el arpa, el salterio, la gaita y toda clase de música, se postren y adoren la estatua que he hecho? Porque si no la adoran, inmediatamente serán echados en un horno de fuego ardiente. ¿Y qué dios será el que los libre de mis manos?”

Nabucodonosor pregunta: ¿Y qué dios será el que los libre de mis manos?” Con esta pregunta demuestra el rey que para el no existe dios que pueda librarlos de la sentencia y es exactamente en momentos como estos que Dios demuestra su poderío. Prácticamente él estaba retando al Dios todopoderoso al decir estas blasfemas palabras.

Luego en los versos 16, 17 y 18 encontramos algo de suma importancia:

16- Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: no es necesario que te respondamos sobre este asunto.

17- He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo, y de tu mano, oh rey, nos librará.

18 Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.

De estos versos podemos sacar algunos puntos importantes:

1- El poderío de Dios

«He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo,» estos tres jóvenes conocían al Dios de Israel, ellos habían escuchado todas las maravillas de su Dios, de cómo sacó con mano poderosa al pueblo de Israel de Egipto y todos los milagros que hizo frente a Faraón, además de todas las muchas maravillas que Dios había hecho.

Dios no se limita ante las circunstancias, tampoco existen cosas imposibles para Él. Nabucodonosor veía el horno que había preparado como algo tan fuerte que era imposible que algún dios pueda librarlos. Sin embargo, el gran problema de Nabucodonosor fue que el no sabía del poderío del Dios de Israel, para el cual nada es imposible.

2- Dios es superior a todo

¿Existen reyes, «dioses», ángeles, cosas creadas o cualquier criatura superior a Dios? la respuesta es no. Por esto ellos usan la expresión: » y de tu mano, oh rey, nos librará. » Destacando que para Dios el rey Nabucodonosor no era un oponente. Dios no tiene oponentes, nadie le puede hacer el frente, nadie es como Él, su grandeza es inigualable. Hay una pregunta que Paul Washer suele hacer y es: ¿quién es más parecido a Dios, un gusano o un arcángel? y responde: «ninguno de los dos porque nadie es como nuestro Dios» Aleluya, bendito sea nuestro Dios que es superior a todos los seres.

3- Confiando en Dios sin importar los resultados

Tú fe en Dios nunca debe de depender de los resultados, de si me sanó o no, de si me resolvió mi problema o no, ¿estás dispuesto a confiar en tu Dios sin importar los resultados? ojalá y tengamos una chispa de la espiritualidad de estos jóvenes y que sus palabras hagan eco en nuestro interior. Ellos dijeron: » Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado».

La fe de ellos en su Dios era inquebrantable, es como: Dios, si me libras creo que ti, si no me libras también sigo creyendo.

Muchas veces cuando nosotros mismos estamos pasando por distintas pruebas comenzamos a cuestionar a Dios, ¿por qué en vez de hacer eso no confiamos más en Él? acercándonos más a Él y decirle: Padre, sea lo que sea por lo que estoy pasando te ruego que me ayudes y que me conformes más a la imagen de tu Hijo Jesús.

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