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Por qué no debemos decir «Dios proveerá» todo el tiempo

por que no debemos decir dios proveera todo el tiempo

(www.christiantoday.com) — Una de las frases favoritas de muchos cristianos es «Dios proveerá.» A lo largo de la historia de la iglesia, esta declaración ha servido de consuelo para creyentes que atraviesan dificultades, recordándoles que Dios es fiel y que cuida de los suyos. Verdaderamente, Dios nos provee a todos, tanto a los buenos como a los malos (Mateo 5:45). Él es quien sustenta la vida, da la lluvia y mantiene la creación en orden. Sin embargo, también debemos comprender que la frase «Dios proveerá» no significa que siempre recibiremos lo que deseamos, ni que Dios obrará según nuestros caprichos. Es una promesa de fidelidad divina, pero requiere ser entendida a la luz de la Palabra de Dios.

La provisión de Dios no es una licencia para el desorden o el egoísmo. Decir “Dios proveerá” implica confianza en su soberanía, pero también demanda de nosotros obediencia, humildad y discernimiento espiritual. De lo contrario, corremos el riesgo de usar el nombre de Dios como excusa para justificar nuestras decisiones equivocadas o para pedir cosas que no nos convienen. Entender cómo y cuándo Dios provee nos ayuda a fortalecer nuestra fe y a vivir con una perspectiva centrada en Cristo.

Amor incondicional, regalo condicional

La gente del «Dios proveerá» erróneamente cree que Dios nos dará todo lo que pedimos cada vez que lo pidamos. Sí, a Él le gusta darnos lo que pedimos, pero hay momentos en los que Él no nos da lo que pedimos:

Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.

Santiago 4:3

No podemos simplemente decir que Dios proveerá lo que pedimos si le pedimos algo con motivos egoístas e incorrectos. Dios no es un mítico genio que nos da todo lo que pedimos sin medir las intenciones ni las consecuencias. Su amor es incondicional, pero sus regalos están condicionados a su perfecta voluntad.

Los propósitos de Dios

También es incorrecto declarar que Dios nos proveerá cuando cometemos el error de planificar y emprender nuestros proyectos sin consultar a Dios:

Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre;
Mas el consejo de Jehová permanecerá.

Proverbios 19:21

Sabiendo esto, debemos buscar la voluntad de Dios antes de actuar. Nuestros planes pueden parecer buenos, pero si no nacen de su consejo, pueden llevarnos a la frustración. Dios provee cuando nuestras metas están alineadas con sus propósitos eternos, no cuando intentamos forzar nuestra propia agenda.

Declaración orgullosa

También es un error declarar que Dios proveerá con arrogancia, como si Él se doblara ante nuestras exigencias:

Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.

Santiago 4:6

Todos debemos aprender a vivir en humildad delante del Señor, reconociendo que dependemos de Él y que no podemos manipular su voluntad. La verdadera provisión se recibe en un corazón quebrantado y humilde.

Pedir y recibir

Hermanos, Dios provee, pero no es correcto creer que Él nos dará lo que queremos cuando no estamos aún haciendo lo que Él desea. Jesús habló de esta verdad en Juan 15:7 diciendo:

Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.

Aquí Jesús nos recuerda que la clave no está en pedir simplemente, sino en permanecer en Él. Solo cuando nuestros deseos están moldeados por la Palabra de Dios podremos pedir con confianza, sabiendo que Él concederá lo que realmente nos conviene.

Conclusión

En conclusión, la frase “Dios proveerá” es una declaración de fe, no una fórmula mágica. Dios provee porque es un Padre fiel, pero lo hace de acuerdo a su voluntad perfecta y no a nuestros caprichos. Debemos entender que la provisión divina está ligada a la obediencia, la humildad y la permanencia en Cristo. Así, aprenderemos a recibir no solo lo que pedimos, sino lo que verdaderamente necesitamos para crecer en la fe.

Que cada vez que digamos “Dios proveerá”, lo hagamos con un corazón agradecido y humilde, confiando en que Él sabe lo que es mejor para nosotros. Su provisión no siempre será lo que esperamos, pero siempre será lo que necesitamos. De esta manera, nuestra fe se fortalece, nuestra confianza se profundiza y nuestra vida glorifica a Dios en todo momento.

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