Siete enseñanzas que podemos aprender de la historia de Eliseo y Naamán

(www.mimejoralabanza.com) — En la Biblia existen pasajes bíblicos de los cuales podemos sacar muchas enseñanzas. Hoy extrajimos siete enseñanzas de la historia de Eliseo y Naamán. Esperamos que esta enseñanza les sea de gran utilidad.

1. A las enfermedades no les importa tu estatus social

Naamán, general del ejército del rey de Siria, era varón grande delante de su señor, y lo tenía en alta estima, porque por medio de él había dado Jehová salvación a Siria. Era este hombre valeroso en extremo, pero leproso.

2 R 5:1

Estamos hablando de un general al cual su rey lo tenía en alto. Era un hombre valiente, estaba en una posición envidiable pero había un pequeño gran problema: Tenía lepra.

2. Ser oportunistas

Cuando Eliseo el varón de Dios oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió a decir al rey: ¿Por qué has rasgado tus vestidos? Venga ahora a mí, y sabrá que hay profeta en Israel.

Al rey de Siria le dijeron que en Israel había un profeta que podía sanar la lepra de Naamán. El rey de Siria envió una carta al rey de Israel diciendo «Aquí te envío a Naamán para que sanes su lepra». Como el rey de Israel no era hombre de hacer milagros, entendió que esto era solo una provocación cuando dijo :

«¿Soy yo Dios, que mate y dé vida, para que éste envíe a mí a que sane un hombre de su lepra? Considerad ahora, y ved cómo busca ocasión contra mí.»

El rey rasgó sus vestiduras, y cuando la noticia llegó a Eliseo, este se atrevió a decir que le enviaran a Naamán para que vean que quedaba profeta en Israel. De la misma manera nosotros tenemos que aprovechar la situación para dar a conocer a Dios en medio de un mundo caído.

3. Dios obra de la manera que menos esperamos

10 Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio.

11 Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra.

12 Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado.

Naamán fue a Israel a buscar su milagro y tenía fe, pero él pensaba que el profeta saldría e invocaría el nombre de Dios y tocaría en el lugar de su lepra y la sanaría. Es lo que cualquiera de nosotros esperaría, pero Dios no obra de la manera que nosotros queremos. Contrario a lo que estaba pensando Naamán, el profeta simplemente ni siquiera salió a recibirlo y solo le envió a decir que se bañara en un río sucio.

4. A pesar de nuestra incredulidad, Dios enviará personas que nos ayudarán a creer

13 Mas sus criados se le acercaron y le hablaron diciendo: Padre mío, si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio?

Como el profeta no actuó de la manera que Naamán esperaba, este se enojó y comenzó a proferir palabras cuestionando el mandato del hombre de Dios. Es muy probable que debido a esto, él se devolviera y se quedara sin su milagro. Pero sus criados lo convencieron de hacer lo que Eliseo le mandó.

5. No recibir bienes materiales a cambio de un milagro

14 El entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio.

15 Y volvió al varón de Dios, él y toda su compañía, y se puso delante de él, y dijo: He aquí ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego que recibas algún presente de tu siervo.

16 Mas él dijo: Vive Jehová, en cuya presencia estoy, que no lo aceptaré. Y le instaba que aceptara alguna cosa, pero él no quiso.

Luego que se zambullera siete veces y su piel quedara como la de un niño, Naamán se sentía muy agradecido y quiso entregarle un presente a Eliseo, el cual no lo aceptó por más que le rogaran.

6. Dios revela las cosas malas que haces

25 Y él entró, y se puso delante de su señor. Y Eliseo le dijo: ¿De dónde vienes, Giezi? Y él dijo: Tu siervo no ha ido a ninguna parte.

26 El entonces le dijo: ¿No estaba también allí mi corazón, cuando el hombre volvió de su carro a recibirte? ¿Es tiempo de tomar plata, y de tomar vestidos, olivares, viñas, ovejas, bueyes, siervos y siervas?

27 Por tanto, la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tu descendencia para siempre. Y salió de delante de él leproso, blanco como la nieve.

Giezi, siervo de Eliseo, cegado por las cosas materiales recurrió a la mentira y el engaño para obtener algo material. Sin embargo, Dios le reveló todo a Eliseo y el final de Giezi fue muy amargo: terminó con la lepra de Naamán.

7. Las bendiciones tienen su tiempo

26 ¿Es tiempo de tomar plata, y de tomar vestidos, olivares, viñas, ovejas, bueyes, siervos y siervas?

¿Por qué Eliseo no quería recibir la ofrenda de Naamán? Porque no era el momento, ya que recibir esa dádiva por ese milagro se podía entender que era como un pago. Dios conoce el tiempo de la bendición, por lo cual no debemos desesperarnos porque Dios conoce el tiempo de nuestra bendición.

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