Que nuestra boca se llene de Su alabanza

A pesar de todas las dificultades, todos esos sufrimientos que pasa el justo, El Señor siempre estará presente para ayudarlo, secar sus lágrimas y enseñarle cada día que Su Espíritu le acompaña.

La persona que anda en el camino de la verdad, siempre encontrará piedras de tropiezo, ya que como hijos de Dios somos probados cada día, pero recordemos que las pruebas nos hacen más fuertes y valientes.

Al leer la Biblia, nos daremos cuenta que cada uno de los hombres escogidos por Dios tuvieron que sufrir muchas luchas, siendo maltratados y perseguidos.

No solo debemos adorar a Dios en los momentos buenos. En los peores momentos ahí es que debemos alabar y glorificar el nombre del Señor. ¿Hay alguien que te está haciendo la guerra? Usa tu boca para bendecirlo y pedirle a Dios que su corazón sea cambiado. ¿Llegaron las pruebas? ¡Da gloria a Dios!

Es bueno que aunque nuestras situaciones se agraven, nuestras bocas sean llenas de Su alabanza, que cantemos y exaltemos su nombre. ¡Dios es nuestro refugio!.

La vida cristiana nunca ha sido sinónimo de un camino fácil. De hecho, Jesús mismo advirtió a sus discípulos que en el mundo tendrían aflicción, pero también les dio la promesa de confiar porque Él había vencido al mundo. Esto significa que los sufrimientos del justo no son en vano, cada lágrima derramada delante de Dios es tomada en cuenta y convertida en fortaleza espiritual.

Podemos recordar la historia de Job, un hombre recto y apartado del mal, que aún en medio de la más grande calamidad supo mantener sus labios limpios de maldición y nunca dejó de exaltar a Dios. Su ejemplo nos inspira a comprender que las pruebas no son un castigo, sino una oportunidad para demostrar fidelidad, paciencia y confianza absoluta en el Creador.

De igual manera, los apóstoles fueron perseguidos, encarcelados y algunos murieron por causa de la fe, sin embargo, en sus prisiones entonaban himnos y oraciones. Pablo y Silas, por ejemplo, cantaban himnos a Dios en la cárcel y en medio de la noche Dios obró un milagro abriendo las puertas de aquel lugar. Esto nos recuerda que la alabanza tiene poder, incluso en los momentos más oscuros.

El salmista decía: “Sea llena mi boca de tu alabanza todo el día”. Esa es la actitud que debe caracterizar a todo creyente, porque cuando la boca está llena de alabanza, el corazón se fortalece y la mente se enfoca en lo eterno. En lugar de quejas, debemos escoger la gratitud; en lugar de maldiciones, la bendición; en lugar de desesperanza, la confianza en el Dios que nunca falla.

Querido lector, piensa en tu vida: ¿qué palabras salen más a menudo de tu boca? ¿Palabras de desánimo o de esperanza? La Biblia enseña que en la lengua hay poder de vida o de muerte, por eso es tan importante que cada día nuestras palabras exalten al Señor y no hieran a los demás. Una boca agradecida es señal de un corazón transformado por la gracia de Dios.

Reflexión final: Aunque las pruebas sean intensas, aunque las lágrimas parezcan no detenerse, recuerda que Dios nunca abandona a los suyos. Él convierte el dolor en fortaleza y la prueba en testimonio. Haz de tu boca un instrumento de adoración y verás cómo tu espíritu se llena de paz. Que cada palabra que pronuncies, incluso en medio de la tormenta, sea para dar gloria al único que merece honra por los siglos de los siglos.

Busca la paz, y síguela
Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús