Seamos sobrios

La Biblia nos manda a que seamos sobrios, y esa palabra se utiliza con el significado de que no debemos emocionarnos con las cosas de este mundo, sino que debemos vivir una vida sabiendo que la venida del Señor se acerca y no debe ser esto una sorpresa para nosotros como para aquellos quienes no le conocen.

Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.

1 Tesalonicenses 5:8

Pablo, en Tesalonicenses capítulo 5 hablaba del «día del Señor», haciéndoles entender que en ese gran día Jesús vendrá como ladrón en la noche, sin embargo, esto simplemente para los hijos de tinieblas, ya que a nosotros, quienes somos del día, no nos debe sorprender como ladrón en la noche.

Oh amado lector, lo cierto es que Cristo viene pronto y debemos confiar fuertemente en esa promesa, esperanzados de que un día estaremos por toda una eternidad dando gloria al único soberano Dios.

La importancia de la sobriedad espiritual

Cuando la Biblia nos habla de sobriedad, no se refiere únicamente a mantenernos alejados de los excesos del mundo, sino a una actitud constante de vigilancia. Ser sobrio es vivir con prudencia, teniendo una mente clara y un corazón enfocado en el propósito eterno de Dios. No significa vivir con temor, sino vivir preparados, con la mirada fija en Cristo.

El apóstol Pedro también hace un llamado similar cuando dice: «Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar» (1 Pedro 5:8). Esto nos recuerda que la sobriedad no solo es una recomendación, sino una necesidad para resistir al enemigo y perseverar en la fe.

Sobriedad frente a las tentaciones del mundo

Vivimos en una sociedad llena de distracciones, donde lo material y lo superficial muchas veces ocupan el lugar de lo espiritual. Por eso, la sobriedad implica también discernir lo que realmente edifica y apartarnos de aquello que puede desviarnos del propósito de Dios. No se trata de rechazar todo lo que el mundo ofrece, sino de no permitir que esas cosas nos dominen o nos aparten de nuestra esperanza en Cristo.

El creyente sobrio sabe que las riquezas, el poder y la fama son pasajeros, y que lo verdaderamente eterno es la salvación que tenemos en Jesús. Por eso, cada día debemos ejercitar nuestra fe y recordar que somos llamados a vivir con los pies en la tierra, pero con la mirada puesta en el cielo.

La coraza de fe, amor y esperanza

Pablo utiliza una metáfora muy poderosa al mencionar la coraza y el yelmo. La coraza protege los órganos vitales, así como la fe y el amor protegen nuestro corazón de la amargura, la duda y el desánimo. El yelmo protege la cabeza, y así la esperanza de salvación guarda nuestros pensamientos, manteniéndonos firmes en la confianza de que Cristo volverá.

Cuando vivimos con esta armadura espiritual, no importa cuán oscura parezca la noche, sabemos que somos del día y que nuestro destino está asegurado en Cristo. Esto nos permite caminar con confianza, ser ejemplo para otros y reflejar el carácter de Jesús en todo lo que hacemos.

Conclusión: Vivir sobrios esperando al Señor

Amado lector, la sobriedad cristiana es un estilo de vida que nos prepara para el encuentro con nuestro Salvador. No sabemos el día ni la hora, pero sí sabemos que la promesa es fiel y que Jesús vendrá por su iglesia. Por eso, vivamos con fe, amor y esperanza, esperando con alegría ese día glorioso. Que nuestra vida no sea sorprendida como ladrón en la noche, sino que seamos hallados preparados, perseverando hasta el fin y confiando en que nuestra recompensa está en los cielos.

Que esta libertad no sea tropezadero para los débiles
Creados en Cristo Jesús para buenas obras