El mejor beneficio que un ser humano puede recibir de Dios, es ser cuidado por Él, o sea, tener la protección de Dios siempre, por eso pase lo que pase, sigue adorando a Dios en todo momento, rinde a Él todo lo mejor que tiene tu corazón, con regocijo, que tu espíritu tenga libertad para adorar al Señor.
Dale un mandato a tu alma, ordena a que adore al Señor, que rinda pleitesía solo al Dios de tu salvación, un Dios grande en misericordia, en bondad, Él es nuestro único Dios, grande y verdadero. Es que cuando adoramos a Dios, en todo nuestro entorno suceden cosas muy maravillosa, es que Dios está ahí, esta a tu lado dándote esa protección que tú necesitas.
En el salmos 103:1-2, nos encontramos con algo muy importante sobre alabanza que día a día dedicaba al Dios todopoderoso:
1 Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre.
2 Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios.
Salmos 103:1-2
Este salmos como bien claro dice, es una gran dedicación de alabanzas al Señor, por Sus bondades, por Su misericordia que día a día le acompañaba. ¿Podemos nosotros decir lo mismo que decía David? Este hombre mandaba a su alma a alabar a Dios, a exaltar Su nombre sobre todas las cosas.
Dios siempre salvaba al salmista de aquellos que querían su destrucción, pero Dios nunca llegaba tarde, Él estaba mirando todo y actuaba en el momento preciso para salvarlo. El mismo salmista dice, «acuérdate de sus beneficios», es decir, él estaba diciendo «todo lo que tenemos y somos es por nuestro Dios, alabemos Su santo y bendito nombre».