En la vida cristiana muchas veces atravesamos momentos de dificultad, pruebas que no comprendemos y que llegan sin aviso. Sin embargo, debemos recordar que nada sucede por casualidad, todo lo que acontece tiene un propósito divino. En ocasiones, aquello que vemos como dolor o castigo puede ser en realidad la manera en que Dios nos guía, nos disciplina y nos ayuda a crecer. Por eso es importante que cada creyente aprenda a mirar estas situaciones con una perspectiva espiritual y no solamente humana.
Hermanos, no veamos con mal agrado el castigo que Dios envía algunas veces a nuestras vidas, o esas pruebas, porque si el castigo o la prueba llega es porque nuestro Dios nos ama, Su corrección nos enseñará y nos ayudará a ser mejores hombres y mujeres de Dios.
Siéntete bien cuando seas corregido por Dios, cuando lleguen las pruebas, ya que a través de esto aprenderás y verás que Dios es bueno, que lo que Dios quería hacer contigo era algo en especial.
He aquí, bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga; Por tanto, no menosprecies la corrección del Todopoderoso.
Job 5:17
Estas fueron palabras que Elifaz pronunció para Job después que Job maldijo el día en que nació. Cualquier persona en la posición de Job hubiera hecho esto y mucho más. Es más, la esposa de Job en medio de esa situación le dijo: «Maldice a tu Dios y muérete». Por eso Job es admirado, porque aunque maldijo el día de su nacimiento, Job permaneció íntegro delante de Dios.
Otra persona podría pensar «¿De qué sirve servir a Dios si de todas formas las calamidades llegarán a mi vida?». Debemos aprender de la historia de Job. Aunque llegó una prueba muy dura, Job fue recompensado al doble al final de su jornada por permanecer recto delante de Dios.
Por eso es que en medio de esos momentos debemos pensar la enseñanza que Dios nos quiere dar. A veces es bueno que pasen cosas como esas para que recordemos que dependemos de nuestro Dios. A los ojos de los amigos de Job, éste estaba siendo castigado por algún pecado. Pero no era así. Es por eso que debemos dar gloria a Dios por todo, porque aun el más justo muchas veces tiene que pasar por este tipo de pruebas.
Hermanos, pidamos nuevas fuerzas a Dios para poder soportar estos momentos difíciles así como Job. Pidamos siempre fuerzas y sabiduría para poder resistir hasta el final y vencer.
La disciplina de Dios es amor
Cuando un padre corrige a su hijo, no lo hace porque lo odie, sino porque quiere lo mejor para él. De igual manera, Dios nos disciplina porque nos ama y porque sabe que necesitamos aprender a depender más de Él. El libro de Hebreos 12:6 lo afirma claramente: «Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo». En otras palabras, la corrección de Dios no debe verse como un castigo sin sentido, sino como la prueba de que somos sus hijos y que nos quiere formar para bien.
Lecciones prácticas de la prueba
De las pruebas podemos sacar varias enseñanzas prácticas:
- Nos recuerdan que nuestra fuerza no está en nosotros mismos, sino en Dios.
- Nos ayudan a valorar lo verdaderamente importante y a dejar de lado lo superficial.
- Fortalecen nuestra fe, porque aprendemos a depender de la provisión divina.
- Nos preparan para ayudar a otros, ya que quien ha sufrido puede consolar mejor a los que sufren.
- Nos muestran que al final de todo, Dios recompensa la fidelidad de aquellos que perseveran.
Conclusión
Querido lector, no desmayes si atraviesas un momento de prueba. Recuerda que el Señor está contigo y que nada de lo que pasa en tu vida es en vano. Así como Job fue probado y luego restaurado, también tú podrás experimentar la fidelidad de Dios si permaneces firme. Cada lágrima, cada dolor, cada incertidumbre puede convertirse en una semilla de bendición y fortaleza. No menosprecies la corrección de Dios, porque en ella se esconde una muestra de Su amor infinito. Ten paz, confía y sigue adelante, porque el Señor recompensa a los que le son fieles hasta el final.