Sí, vengo pronto. Amén

En este artículo veremos un versículo del último capítulo del libro de Apocalipsis. Recordemos que este libro es un libro simbólico y profético que nos enseña lo difícil que serán los tiempos finales y las señales que nos indicarían cuándo será el fin.

Apocalipsis nos insta a estar alerta y en total vigilancia, porque ciertamente el Señor viene en breve. Es por eso que la invitación es a que estemos preparados para este gran momento que acontecerá en todo el mundo. La venida del Señor tomará a muchos por sorpresa.

Es importante que tomemos en cuenta lo que Juan dice en el verso 20 del capítulo 22 de Apocalipsis, después de lo que dice Jesús, el cual es el que hace esta mención de da testimonio de toda estas cosas.

El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.

Apocalipsis 22:20

La expresión, «ciertamente vengo en breve», es el mismo Señor hablando para que estemos preparados para el día de su venida. Por eso vemos que el mismo Juan dice: «Sí, ven, Señor Jesús».

Recordemos claramente que Jesús les habló a los mismo discípulos sobre Su venida, o sea habla de todas las cosas que habrían de pasar en aquellos días.

En esta frase Jesús pone mucho énfasis, en que «ciertamente vengo en breve», por eso nos pide que estemos preparados para ese gran día de Su llegada a buscar a Su pueblo santo puro, y se irán con Él todos aquellos que en verdad le esperaban.

Reflexión final

El mensaje de este versículo debe producir en nosotros un sentido de urgencia. Jesús no nos advierte para asustarnos, sino para animarnos a vivir en santidad y a no distraernos con lo pasajero de este mundo. Cuando dice “vengo en breve”, nos recuerda que el tiempo de la gracia es limitado y que cada día debemos estar listos, porque no sabemos la hora ni el momento en que Él aparecerá. Su regreso será glorioso para los que le esperan, pero también será un día de lamento para los que le han rechazado.

El apóstol Pedro también enseñó sobre esta realidad cuando dijo que el Señor no retarda Su promesa, como algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9). Esto nos muestra que aunque el Señor diga “en breve”, debemos entender que ese “breve” está enmarcado en la misericordia divina que da tiempo a muchos para arrepentirse y volverse a Él. No obstante, el día llegará de manera inesperada, como ladrón en la noche.

Por eso, la mejor manera de esperar Su venida es viviendo una vida de obediencia y fe, no dejándonos llevar por el pecado ni por la indiferencia espiritual. Cada decisión diaria refleja si en verdad estamos listos o no. Vivir en santidad, perseverar en la oración, compartir el evangelio y mantener la esperanza en Cristo son señales de un corazón preparado.

Al leer las palabras de Juan: “Sí, ven, Señor Jesús”, también podemos hacer de esa frase una oración personal. Que nuestro corazón arda en anhelo por Su regreso, no con miedo, sino con expectativa gozosa, sabiendo que ese día será el cumplimiento de todas las promesas de Dios. Ese es el día en que no habrá más lágrimas, ni dolor, ni muerte, porque estaremos para siempre con el Señor (Apocalipsis 21:4).

Hermano, vive con esta esperanza cada día. No te distraigas en lo terrenal, porque lo eterno es mucho más valioso. Que cuando Cristo vuelva nos halle velando, firmes en la fe y perseverando en Sus caminos. Y que también nosotros podamos unirnos al clamor de la iglesia a través de los siglos: “Amén; sí, ven, Señor Jesús”.

La gloria no es para nosotros sino para Dios
El que confía en sus riquezas caerá