Oración por el país

Padre amado, Tú que moras en las alturas de los cielos, he aquí te presento mi país, te lo presento en oración mi Dios, mira las autoridades que lo dirigen, te pido Tú los ayudes, que ilumines las mentes de todos para que sean responsables, oro a Ti para que hagan todas las cosas correctamente.

Señor, mira aún las enfermedades que han venido, Te pedimos que fortalezcas a todas las familias que han tenido pérdidas, Señor, Dios que Tú estés tomando el dominio y el control de sus vidas, solo Tú eres quien puede tomar el control de todo.

Jesús, vengo orando a Ti con todo el corazón, presentándote al presidente y a su familia, y todos los que están trabajando para poder tomar el control de todo el país. Que Tú le ayudes y des sabiduría para que él pueda ejercer su cargo con responsabilidad.

Te presentamos la ciudadanía, vivimos tiempos difíciles, por eso Te pedimos que nos ayudes a descansar en Ti, a esperar en Ti, que nos des paciencia y fuerzas para salir victoriosos de esta gran prueba.

Todos nos unimos presentándote esta nación, para que según sea Tu voluntad, estés bendiciendo y ayudando este lugar donde habitamos todos, que la paz y la armonía reine entre todos nosotros, Señor Jesús.

Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz.

Jeremías 29:7

Alabado seas siempre Señor en las alturas, gracias porque Tú permites que podamos orar y ser obedientes, por eso no dejamos de orar a Ti, para que permitas que haya paz en nuestro país.

Señor, no nos cansamos de orar a Ti por nuestra nación, ayúdanos cada día Señor, este país está en Tus poderosas manos, cada país se rendirá a Ti, todas estas cosas Señor que hemos presentado delante de Ti, pedimos por favor que sean cumplidas en el Nombre Todopoderoso de Tu Hijo amado Jesús, amén.

Orar por la Nación es un Mandato

La Biblia nos enseña que debemos orar por nuestros gobernantes, aun cuando no siempre compartamos sus decisiones. El apóstol Pablo dijo en 1 Timoteo 2:1-2: “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.” Esto nos muestra la importancia de llevar nuestras autoridades en oración, pidiendo a Dios que les dé sabiduría y dirección.

Cuando un pueblo ora por su nación, abre una puerta para que la paz, la justicia y la prosperidad florezcan. No podemos olvidar que la oración mueve la mano de Dios y cambia ambientes, trae unidad y esperanza en medio de la incertidumbre.

Orar en Tiempos Difíciles

En medio de crisis, enfermedades y problemas sociales, el pueblo de Dios está llamado a clamar. El salmista expresó en el Salmo 33:12: “Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová, el pueblo que él escogió como heredad para sí.” Es decir, mientras más buscamos al Señor, más experimentamos su cuidado. Una nación que se rinde a Dios jamás será desamparada, porque Él mismo sostiene a quienes ponen en Él su confianza.

La oración por el país no debe ser ocasional, sino constante. Orar por las familias, por los enfermos, por los líderes y por la ciudadanía en general es una tarea de amor que refleja nuestra fe. La oración sincera siempre trasciende fronteras, porque el clamor llega al trono de Dios.

Reflexión Final

Querido lector, al leer esta oración recuerda que tú también formas parte de tu nación. La transformación de un país inicia con cada corazón que se rinde a Dios, con cada familia que se mantiene firme en la fe y con cada ciudadano que decide caminar en rectitud. Si quieres ver paz en tu nación, comienza por ser un portador de esa paz en tu vida diaria. Sé luz en medio de la oscuridad, sé ejemplo en tu trabajo, en tu familia y en tu comunidad. Como dijo Jesús en Mateo 5:9: “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.” Entonces, al orar por tu país, también decide ser parte activa de la respuesta de Dios, viviendo con fe, amor y esperanza.

Deja la venganza en manos de Dios
En ningún otro hay salvación