Goza de la vida con la mujer que amas

Esposo, trata bien a la mujer que Dios ha permitido en tu vida, trátala bien y con todo el amor que el Señor ha depositado en tu corazón.

Dedícale cada momento agradable, cuídala y ámala con todo tu corazón, ora por ella y bendícela siempre. Que esa unión que el Señor permitió esté siempre firme y que las bendiciones del Señor desciendan como lluvia sobre ella y sus hijos.

Ellas no están solo para procrear, ellas están también para disfrutar de cada una de las cosas que el Señor ha creado, para que con el buen hombre que le ha tocado pueda enseñarle a sonreír cada día, a tener una buena familia saludable y en la presencia del Señor.

Por eso hombres, honren a sus esposas, que son mujeres bendecidas, llenas de virtudes, bienaventuradas, son buenas compañeras y consejeras, saben discernir cuándo las cosas marchan mal en la casa, cuándo sus hijos tienen problemas.

Algo muy importante que debe saber el hombre, es que Dios le concedió el privilegio de tener una esposa tal cual es, hermosa y llena de valentía y amor. Pero es bueno que veamos qué nos dice Eclesiastés 9 en su verso 9:

Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol.

Eclesiastés 9:9

La Biblia no se equivoca, todo lo que está escrito en ella fue inspirado por Dios para que el mundo conociera de tiempo tiempo la Santa Palabra del Señor y de todas las cosas que deberíamos aprender.

Claramente podemos ver el consejo que da el autor de este libro a los hombres, es que con todo lo que hacen en su día a día, que disfruten cada día de su vida con la mujer que aman, aquella mujer que fue dada por Dios. Hombre, cumple este mandato tan hermoso en el nombre de Jesús.

La unión matrimonial como reflejo del amor de Cristo

El matrimonio no es un invento humano, es un diseño divino. Desde el principio Dios estableció que el hombre y la mujer fueran uno solo, compartiendo la vida, apoyándose mutuamente y caminando en unidad. Cuando un esposo honra a su esposa, está reflejando el amor de Cristo hacia Su iglesia. Cristo no solo amó con palabras, sino que se entregó en sacrificio. Así también el esposo debe estar dispuesto a sacrificarse por el bienestar, la paz y la alegría de su esposa.

Amar a la esposa implica mucho más que afecto romántico. Significa cuidar de ella en los momentos de debilidad, escucharla en los tiempos de aflicción, valorar sus esfuerzos, reconocer sus virtudes y apoyarla en sus sueños. Un esposo que ora por su esposa y la bendice con sus palabras, edifica un hogar sólido, donde la presencia de Dios puede habitar en abundancia.

Palabras finales

Querido esposo, la mujer que tienes a tu lado no es un accidente ni un azar de la vida. Es un regalo precioso que el Señor ha puesto en tus manos. Trátala como lo que es: una hija amada de Dios, digna de respeto, cuidado y amor. No olvides que tu manera de tratarla es también un reflejo de tu relación con el Señor. Así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros, así también los hombres están llamados a amar a sus esposas con entrega, paciencia y ternura.

Goza de tu vida junto a ella, comparte alegrías, atraviesa pruebas con fe, construye recuerdos que glorifiquen a Dios. Recuerda que el matrimonio es un pacto santo, una obra divina que debe vivirse con gratitud y reverencia. Si cada día decides amar, honrar y cuidar a tu esposa, estarás obedeciendo el mandamiento de Dios y disfrutarás de la bendición prometida: un hogar lleno de paz, honra y vida en abundancia.

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