Alabemos al Señor aunque andemos en valle de sombra de muerte

Es como nos habla el salmo 23, acerca de que no debemos temor aunque andemos en valle de sombra de muerte. Dios está con nosotros, alabemos Su Santo nombre, creamos a esta fiel promesa del Señor.

Si el Señor no fuera socorro, hace mucho que hubiésemos perecido, pero Dios es grande en misericordia, que nos ama con un amor perfecto, Él siempre nos lleva de Sus manos para que podamos caminar por donde quiera que sea sin temor alguno, por eso debemos alabar a nuestro Dios porque sin Él nada podremos lograr.

Caminando por Sus sendas podremos encontrar paz, porque si estamos agarrados de Su manos poderosas, evitaremos de caer un hoyo profundo, pues Dios es nuestro guía y confiamos en Él.

El salmo 23 ha sido uno de los pasajes más citados en tiempos de angustia, porque transmite una confianza absoluta en Dios. Nos recuerda que aunque las circunstancias externas sean oscuras y parezcan amenazantes, el creyente puede descansar en la seguridad de que Dios va delante de él como Pastor. Esta metáfora nos enseña que, al igual que un pastor guía, cuida y defiende a sus ovejas, así nuestro Padre celestial vela por nosotros en cada detalle de la vida.

En la vida cotidiana enfrentamos momentos en que sentimos que atravesamos “valles de sombra”, ya sea por problemas familiares, económicos, de salud o espirituales. Sin embargo, este salmo nos asegura que no debemos temer, porque la presencia de Dios nos acompaña. Él no promete que no existirán dificultades, pero sí promete que nunca nos dejará solos. Su vara y su cayado son símbolos de dirección y protección, recordándonos que su disciplina y su cuidado siempre son para nuestro bien.

Es fundamental que como hijos de Dios aprendamos a confiar plenamente en Él. No siempre veremos la salida de inmediato, pero al creer en Su Palabra, encontramos aliento para seguir caminando. Los valles no son permanentes, son caminos que nos conducen a un lugar más seguro y a un crecimiento espiritual mayor. El creyente que confía en el Señor descubre que cada prueba fortalece su fe y lo hace depender más de Dios.

Además, este salmo nos invita a vivir con gratitud. Muchas veces, en lugar de agradecer, nos enfocamos en lo que nos falta. Pero cuando meditamos en cuántas veces Dios nos ha librado del peligro, entendemos que sin Su ayuda hubiésemos perecido. Él ha sido nuestro socorro en silencio, cuidándonos de cosas que ni siquiera alcanzamos a percibir. Al reconocer esto, nuestro corazón debe llenarse de gratitud y alabanza sincera.

La promesa del Señor es fiel, y hoy más que nunca debemos tomarla para nuestra vida. Si confiamos en Sus sendas, experimentaremos paz aun en medio de las tormentas. La verdadera seguridad no está en las riquezas, en la fama ni en la fuerza humana, sino en caminar de la mano de nuestro buen Pastor. Cuando nuestra confianza está en Él, podemos vivir sin temor, sabiendo que nuestra vida está guardada en Sus manos.

Querido lector, recuerda que la fe en Dios no es teórica, sino práctica. Cada día es una oportunidad para declarar con nuestros labios y nuestras acciones que confiamos en Él. Que el salmo 23:4 sea más que una cita memorizada, que sea una realidad en tu corazón. Levanta tu mirada, confía en tu Pastor y permite que Él te guíe con Su amor eterno. Al final, no importa qué tan oscuro sea el valle, siempre habrá luz porque Cristo camina contigo.

Glorifiquemos, pues, al Dios que nunca nos abandona. Agradezcamos porque aún en la sombra de muerte tenemos esperanza. Alabemos Su nombre con todas nuestras fuerzas, porque grandes y maravillosas son Sus obras, y eterna es Su misericordia. Que este mensaje fortalezca tu fe y te impulse a vivir cada día confiando en que Dios está contigo, hoy y siempre.

Alabaré a mi Señor, porque Él sigue siendo mi guía y mi refugio
Alabanzas a Dios nuestro protector