El libro de Habacuc tiene muchas quejas de parte del profeta y de la situación en la que se encontraba el pueblo de Israel, y estas palabras que veremos a continuación son muy conocidas, incluso, hasta hay una canción que pronuncia estos versículos.
3 Dios vendrá de Temán,
Y el Santo desde el monte de Parán. Selah
Su gloria cubrió los cielos,
Y la tierra se llenó de su alabanza.
4 Y el resplandor fue como la luz;
Rayos brillantes salían de su mano,
Y allí estaba escondido su poder.
Habacuc 3:3-4
Este capítulo es parecido a los salmos. Habacuc, en medio de sus oraciones, quejas y dolor por la situación de su nación, también pudo ver la soberanía y majestad de Dios, la cual se refleja en estas palabras.
La gloria de Dios es infinita, y es tan inmensa que cubre los cielos y toda esa gloria ha llenado nuestra tierra de su alabanza. Por lo cual, debemos alabar y exaltar el nombre de Dios, porque Él ha hecho maravillas en nuestras vidas.
Simplemente Habacuc estaba viviendo otro gran avivamiento mientras oraba por uno y por eso pudo pronunciar estas increíbles palabras que no son nada más que una muestra de lo grande, sublime y poderoso que es nuestro Dios.
Oh amados hermanos, alabemos a Dios nuestro Señor por Sus maravillas y poderío, Él es grande y Su misericordia es para siempre.