En el artículo La sabiduría que viene de Dios, hablamos acerca de aquella sabiduría que viene de Dios Padre, y que debemos apreciar. Hoy hablaremos sobre el amor. Debemos tener amor y sabiduría para poder entender a otras personas y poder ayudarlas, manteniendo la unidad en el Espíritu.
El título de este artículo Unidos en el amor, fue escogido porque es precisamente un mandato del Señor, porque si tenemos amor, entonces hemos conocido a Dios y lo tenemos dentro de nuestros corazones. El amor es el vínculo perfecto que une todo lo demás. Podemos tener conocimiento, talentos y dones, pero si no hay amor, todo se convierte en ruido vacío (1 Corintios 13:1). Por eso, la unidad del pueblo de Dios no se sostiene en intereses humanos ni en acuerdos pasajeros, sino en el amor que fluye del corazón de Cristo hacia sus hijos.
La unidad en el Señor nos hace más fuertes, nos ayuda a vencer todo plan del enemigo, utilizando estrategia de la unidad para poder vencer en el nombre del Señor. El adversario siempre buscará dividir, sembrar discordias y romper relaciones, porque sabe que un pueblo dividido es débil. Sin embargo, cuando los creyentes permanecen unidos en amor, se convierten en un testimonio vivo de la obra del Espíritu Santo, y ninguna artimaña del enemigo puede prevalecer contra ellos. La unidad, entonces, no es simplemente estar juntos, sino estar juntos en Cristo y bajo su propósito eterno.
En la carta a los colosenses encontramos un verso bíblico que nos habla acerca de esta unidad en el amor de nuestro Señor Jesús.
2 para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo,
3 en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.
Colosenses 2:2-3
Aquí se exhortaba a los colosenses a llevar la unidad en el amor de Cristo, debido a que muchos podían desviarse en sus propios caminos. ¿Por qué se exhortaba a ese pueblo a mantener la unidad? Porque de esta manera podemos ser consolados los unos a otros en el amor de Cristo. El apóstol Pablo entendía que un pueblo unido en amor no solo resiste mejor las pruebas, sino que también crece en entendimiento espiritual y se acerca más al misterio de Cristo, en quien está todo lo que realmente necesitamos.
Cuando vivimos en unidad, alcanzamos juntos las riquezas de la sabiduría y del conocimiento de Dios. Esto significa que el amor no solo nos une emocionalmente, sino que también nos abre la puerta al crecimiento espiritual. En un ambiente de amor y unidad, los dones florecen, las cargas se comparten y la fe de unos fortalece la de otros. El consuelo de los corazones es posible porque no caminamos solos: somos un cuerpo, y cada miembro depende del otro.
Conclusión
El llamado de Dios es claro: debemos permanecer unidos en el amor de Cristo. La unidad no es una opción, sino un mandato que refleja al mundo que somos verdaderamente discípulos de Jesús (Juan 13:35). Si practicamos un amor sincero, que no busca lo suyo, sino el bien del otro, entonces experimentaremos el consuelo, la fortaleza y la sabiduría que solo provienen del Señor. Recordemos siempre que separados somos vulnerables, pero unidos en amor somos invencibles, porque el amor de Dios es el lazo que jamás se rompe.