Habacuc II | El juicio de Dios sobre los impíos III

En el capítulo dos del libro de nuestro estudio, encontramos a Dios pronunciando sus juicios contra los impíos, dándole una respuesta a Habacuc de que aquel que es injusto no se gloriará para siempre, como lo hacía la nación corrupta de Babilonia. En el tema anterior, hicimos una parada para hablar del conocimiento de la gloria del Señor y ahora damos continuidad a los ayes pronunciados contra los impíos.

15 ¡Ay del que da de beber a su prójimo! ¡Ay de ti, que le acercas tu hiel, y le embriagas para mirar su desnudez!

16 Te has llenado de deshonra más que de honra; bebe tú también, y serás descubierto; el cáliz de la mano derecha de Jehová vendrá hasta ti, y vómito de afrenta sobre tu gloria.

17 Porque la rapiña del Líbano caerá sobre ti, y la destrucción de las fieras te quebrantará, a causa de la sangre de los hombres, y del robo de la tierra, de las ciudades y de todos los que en ellas habitaban.

2 – Ay del ebrio

En versos anteriores también veremos cómo Dios reprende una y otra vez el acto de embriaguez, y este nuestro verso 15, cuando dice: «¡Ay del que da de beber a su prójimo», puede sonar como una frase popular, como aquel que molesta a su prójimo, aquel que lo tiene en zozobra por algún motivo o quizá por ninguno. Pero este no es el caso, aquí no nos está hablando de ese dicho, y por eso es bueno que vayamos a traducciones más modernas para que podamos comprender bien.

Veamos el verso 15 en la nueva versión internacional:

»¡Ay de ti, que emborrachas a tu prójimo! ¡Ay de ti, que lo embriagas con vino[a] para contemplar su cuerpo desnudo!

Esta traducción nos habla con claridad, diciendo que ay de aquel que emborracha a su prójimo, que lo embriaga con vino.  Existe ese tipo de personas que no solamente se goza de emborracharse sino que también su deleite está en que su prójimo caiga en el mismo estado.

Recuerdo una persona que tenía una enfermedad, enfermedad que se agravaba si se tomaba alcohol, él tenía un amigo, el cual lo instaba a embriagarse una y otra vez, entonces cuando su amigo enfermo murió, él dijo: «Ya me llevé a uno, ahora falta el otro». ¿ Sabes qué quiere decir esto? Que él se deleita viendo a los demás emborracharse hasta llevarlos a la muerte. Y esto es algo muy real, y por ello hay un Ay para todo aquel que se emborracha y conduce a los demás a hacerlo.

Y en la Biblia encontraremos un conglomerado de versos que nos hablan contra la embriaguez:

Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia,

Romanos 13:13

El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora, Y cualquiera que por ellos yerra no es sabio.

Proverbios 20:1

El apóstol Pablo a los efesios les dice que el emborracharse es arruinarse la vida:

No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,

Efesios 5:18

Aparte de que emborracharse es un pecado, también es algo que nos lleva al desperdicio, malgastando los bienes que Dios nos ha dado, los cuales deberían ser administrados de una manera diferente.

¿Acaso no has visto ese tipo de personas que prefiere comprar alcohol antes de comprar alimentos para su familia? Hombre, esto sí que realmente es un acto de inmadurez, que te llevará a la destrucción de tu hogar. Lo mismo sucede con personas que se han perdido con el alcohol, andando por las calles sin rumbo y sin dirección.

El verso 16 nos continúa hablando  de cuán deshonroso son los borrachones y hace una promesa letal para ellos, de que el cáliz de la mano derecha del Señor vendrá sobre ellos. Esta no parece ser una promesa alentadora, sino más bien una promesa de juicio, y en la única parte de la Biblia donde Dios se pronuncia de esta manera no es sólo en el antiguo testamento, pues el apóstol Pablo dijo:

9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,

10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.

1 Corintios 6: 9-10

¡Esto también es juicio! Los borrachos no estarán en el reino de Dios. Oh amado lector, si entre ustedes hay alguien que tiene problemas con el alcohol, ya que bajo la gracia de Dios esperemos que esto lo esté leyendo alguien que no sea cristiano, entonces queremos decirte que el alcohol destruye familias, hogares, te destruye a ti, y que solo en Cristo Jesús hay salvación, que cuando te sientas deprimido o derrotado mejor vayas a Dios y no a una botella de alcohol.

El reconocido principe de los predicadores dijo:

Si alguna vez queremos a ver a una Inglaterra piadosa y pura, debemos tener una Inglaterra evangelizada: si vamos a sofocar la embriaguez y el mal social debe de ser por la proclamación de la gracia de Dios.

Oh, que la proclamación del Evangelio sea tan eficaz que muchos borrachos puedan dejar el alcohol y servir al único Dios verdadero, porque de lo contrario, existe un Ay para aquellos que se emborrachan y se deleitan en ver a los demás cometiendo dicho acto.


Sigue de cerca esta sección del libro de Habacuc, ya que le daremos seguimiento a sus tres capítulos, profundizando sobre sus profecías y al final esperar que estas palabras de una manera u otra también puedan hacer eco en nuestras vidas.

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