Anteriormente hablamos de la advertencia que hay para aquellos que son violentos, pero en esta ocasión vamos a hacer una parada en un versículo que merece especial atención, el cual es el verso 14, luego de esto continuaremos hablando sobre los juicios de Dios sobre los hombres impíos.
Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar.
Habacuc 2:14
En medio de un grupo de versículos que son una respuesta a Habacuc para que sepa lo que Dios haría con la nación corrupta de Babilonia, Dios hace recordar que el mal no permanecerá por siempre y que aunque el hombre malvado crea que tiene el mundo ganado en sus manos, debe saber que Dios mostrará su triunfo total en toda la tierra.
Es muy buena esta parada que se hace en el verso 14, ya que reluce como una esperanza de que no para siempre los malos se van a gloriar de sus pecados y prepotencias, de que en medio de todo eso, esta tierra sería llena del conocimiento de la gloria del Señor.
Primero que todo, Dios dio a mostrar su gloria frente a las demás naciones en varios momentos, como es el caso de Egipto, Dios mostró su gloria con las diez plagas y con la división del mar rojo, y esto hizo que todas las demás naciones temiesen a Israel.
La última expresión de este verso también es muy importante, dice: «como las aguas cubren el mar». El conocimiento de Dios no iba a ser derramado de cualquier forma, sino de una gran forma. Me gustaría pensar también que este versículo va más allá de lo sucedido o de lo que iba a suceder más adelante, me gustaría creer que también se conecta con la muerte de Cristo, ya que cuando Cristo murió ese conocimiento de Dios llegó más allá de los judíos, a nosotros los gentiles, y realmente la tierra se ha llenado del conocimiento de su gloria.
Cuando analizamos este pasaje podemos ver cómo Dios siempre tiene la última palabra. La opresión de Babilonia sería pasajera, la arrogancia de los impíos no tendría la victoria final, porque Dios ya había establecido que la tierra entera contemplaría su gloria. Este anuncio es un recordatorio para el pueblo de Dios de todas las generaciones: no importa qué tan grande sea la maldad en un momento histórico, la justicia y la gloria divina se impondrán.
El profeta Habacuc había levantado su voz con preguntas y quejas legítimas, pues no entendía cómo Dios podía permitir que una nación tan perversa prosperara. Sin embargo, la respuesta divina es profunda: no se trata de quién parece fuerte en el presente, sino de lo que Dios ha decretado desde la eternidad. El triunfo de Dios no es parcial ni limitado; es absoluto, y su gloria será reconocida por todos.
Este versículo también nos invita a reflexionar en nuestro tiempo actual. Vivimos en un mundo donde pareciera que la injusticia y la violencia siguen reinando, pero debemos recordar que esto no será para siempre. El conocimiento de Dios sigue extendiéndose, y cada vez más personas en distintas naciones son alcanzadas por el mensaje del Evangelio. Tal como las aguas cubren el mar, la Palabra de Dios avanza de manera imparable.
Además, debemos ver que este texto es una invitación para la iglesia de Cristo hoy. Somos llamados a ser instrumentos para que el conocimiento de la gloria de Dios se difunda en nuestro entorno. Cada acto de amor, cada palabra de verdad, cada acción de justicia contribuye a que la tierra se llene de esa gloria. No se trata solo de un cumplimiento profético futuro, sino también de una misión presente para todos los creyentes.
El cumplimiento máximo de estas palabras lo vemos en Jesucristo. Con su vida, muerte y resurrección, el conocimiento de Dios se expandió mucho más allá de Israel y alcanzó a todas las naciones. Gracias a Él, podemos experimentar en nuestras vidas esa gloria que antes estaba velada. El sacrificio de Cristo es la muestra más clara de que la promesa de Habacuc se cumple en cada generación.
Por eso, cuando vemos injusticia, corrupción o maldad en el mundo, no debemos desanimarnos. La Biblia asegura que llegará el día en que toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor. Así, la visión de Habacuc 2:14 se proyecta no solo como un consuelo, sino también como una certeza para nuestra fe.
Sigue de cerca esta sección del libro de Habacuc, ya que le daremos seguimiento a sus tres capítulos, profundizando sobre sus profecías y al final esperar que estas palabras de una manera u otra también puedan hacer eco en nuestras vidas. El mensaje de este versículo sigue vigente y debe animarnos a vivir con la seguridad de que, aunque la maldad parezca avanzar, la gloria de Dios llenará la tierra de forma plena y eterna.