Si no estoy firme en la roca fuerte que es Dios ¿Qué me pasaría?

En la vida cristiana no siempre transitamos por caminos fáciles, sino que muchas veces enfrentamos momentos de prueba, angustia y dolor. Es en medio de esas circunstancias cuando más necesitamos recordar en quién hemos puesto nuestra confianza. La Biblia nos enseña que nuestra seguridad no está en las cosas materiales ni en nuestras propias fuerzas, sino en Dios, quien es nuestra roca firme y nuestro escudo protector.

A veces vienen momentos malos y muchas dificultades en los cuales debemos estar firmes y preparados en la roca firme que es Dios de los ejércitos.

Dios es la roca, nuestro fundamento, sin este fundamento podríamos ser derribados, porque Cristo es quien nos sostiene y nos ayuda a que seamos más y más fuertes en sus caminos. Pueden venir las peores tempestades, pero Dios siempre estará ahí para ayudarnos.

Recordemos que cuando estemos pasando por esos momentos, aunque sintamos que Dios no está ahí, Él sí está presente, porque de lo contrario, nuestra vida hubiese sido derribada, pero Dios en su infinita misericordia es nuestro escudo que nos protege en esos momentos.

Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia;
y conoce a los que en él confían.

Nahúm 1:7

Es bueno ver cómo el Padre día tras día nos tiene una palabra de aliento a través de las Sagradas Escrituras. Nuestro Dios es nuestra fortaleza, que en el día de nuestra angustia nos restaura.

Por eso es bueno que cada día confiemos plenamente en Él, que Él es es nuestra roca, quien nos ayuda a salir adelante. Esto es lo que el escritor de este libro nos está dejando en claro, que confiemos en el Señor, y así su misericordia nos rodeará y nos ayudará en todos los momentos difíciles.

Así que, si tu casa está edificada sobre la roca, entonces no temas, Dios está y estará contigo, no importa la tempestad que estés atravesando, Dios será tu guardador y tu fortaleza, cree y confía en Él con todo tu corazón.

La roca firme frente a las tempestades

Jesús enseñó en el evangelio que el hombre sabio es aquel que edifica su casa sobre la roca. Esto significa que, aunque lleguen los vientos, las tormentas y los ríos golpeen con fuerza, esa casa permanecerá en pie porque está cimentada en un fundamento sólido. De la misma manera, nuestra vida debe estar cimentada en Cristo para que ninguna dificultad nos derrumbe. Las pruebas llegarán, pero en lugar de debilitarnos, nos fortalecerán si confiamos en el Señor.

Muchos creen que estar con Dios significa ausencia de problemas, pero la realidad es que los problemas forman parte de la vida. La diferencia está en cómo los enfrentamos: sin Dios, las cargas se vuelven insoportables, pero con Él encontramos paz y dirección en medio del caos. La roca que es Cristo nos da estabilidad cuando el mundo tiembla a nuestro alrededor.

Dios como escudo y fortaleza

El profeta Nahúm nos recuerda que el Señor es fortaleza en el día de la angustia. Esto implica que, aunque el día de la angustia sea inevitable, no estamos solos en él. Dios nos acompaña, nos sostiene y nos protege. Su escudo no solo nos cubre de los ataques del enemigo, sino que también nos da confianza para avanzar en fe.

Cada vez que atravesamos una situación dolorosa debemos recordar que Dios conoce a los que en Él confían. Esto significa que su mirada está sobre sus hijos y que su cuidado es constante. Aun cuando no lo sintamos, Él está obrando en silencio, fortaleciendo nuestro corazón para que no desfallezcamos.

Conclusión: permanece firme en la roca

La vida nos mostrará tempestades, angustias y momentos de incertidumbre, pero nuestra esperanza está en Aquel que nunca falla. Cristo es la roca eterna, el fundamento seguro sobre el cual debemos edificar nuestra fe. Si permanecemos firmes en Él, nada podrá derribarnos, porque su misericordia y su amor son más grandes que cualquier adversidad.

Por eso, no temas ni te desanimes. Recuerda que Dios está contigo, que te guarda, te fortalece y te levanta cuando caes. Vive cada día confiando en Él y edificando tu vida sobre la roca firme, porque en Cristo siempre encontrarás la paz y la seguridad que el mundo no puede ofrecer.

Oh Señor, Tú eres mi ley y mi guiador
Su gracia nos ayuda en todos los momentos malos