La fe es parte vital de la iglesia de Jesucristo y no me imagino a un cristiano sin fe, ya que es algo que todos debemos poseer porque no podemos ver a Dios y por ende debemos tener fe de que Él es real, tan real como la misma Biblia lo detalla. Así que, a continuación te presentamos algunos versos de la Biblia que nos hablan sobre cuán importante es la fe:
1- Andamos por fe, no por vista
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Hebreos 11:1
Como dijimos al principio del artículo si somos cristianos debemos creer, y esto conlleva a creer en alguien que no hemos visto, pero que tenemos la fe de que es tan real como la Biblia nos dice.
Caminar por fe significa que muchas veces no tendremos todas las respuestas delante de nosotros, sin embargo confiamos plenamente en el Señor. Aunque los ojos naturales no vean la solución, nuestros ojos espirituales nos recuerdan que Dios está en control y que nunca nos abandonará.
Por eso la fe se convierte en un estilo de vida para el cristiano. No se trata solo de creer en momentos de necesidad, sino de vivir confiados cada día, entendiendo que el plan de Dios es perfecto y que todo lo que permite tiene un propósito mayor para nuestro bien.
2- El que pide recibe
Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.
Santiago 1:6
Lo cierto es que debemos pedir bajo la voluntad de Dios. Debemos saber cuál es su voluntad para nosotros y pidiendo en base a eso Él nos responde, y no debemos dudar en ello, debemos creer con todo nuestro corazón que nuestro Dios es poderoso no solo para escucharnos sino también para materializar lo que le estamos pidiendo.
Cuando oramos con fe no se trata de repetir palabras vacías, sino de elevar un clamor confiado en que el Señor tiene cuidado de nosotros. A veces la respuesta que esperamos no llega de la manera que imaginamos, pero siempre llega de la manera que necesitamos. La fe nos enseña a confiar en la perfecta voluntad de Dios.
El apóstol Santiago nos recuerda que la duda nos debilita, nos hace inconstantes. Por eso, al orar debemos despojarnos de toda incredulidad y confiar como hijos en nuestro Padre. Un hijo que confía en su padre no duda de su cuidado ni de sus promesas, de la misma forma debemos acercarnos al Señor.
Pedir con fe es más que una fórmula espiritual, es un acto de confianza plena en que Dios escucha y obra. A veces la espera es parte de la respuesta, pues en medio de la espera el Señor moldea nuestro carácter y fortalece nuestra dependencia de Él.
3- Sin fe es imposible agradar a Dios
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
Hebreos 1:6
La fe es como el corazón de la iglesia, pues, fíjese bien como dice el autor de los hebreos: «Sin fe es imposible agradar a Dios». O sea, la fe es algo obligatorio para cada creyente. Si buscamos a Dios, lo tenemos que hacer sabiendo que Él existe, que Él es real, que nos escucha y a la vez contesta nuestras oraciones.
Tengamos fe en nuestro Señor Jesucristo, y comprendamos lo que significa la fe para el pueblo de Dios. ¿Te sientes falta de fe en algunos momentos? Ve ante el Señor y exprésale lo sucedido y pídele que te ayude.
Agradar a Dios no se logra solo con buenas obras, sino con un corazón lleno de fe. Las obras son importantes, pero nacen de la fe que nos impulsa a actuar. Cuando creemos en Dios, nuestras acciones reflejan esa confianza y damos testimonio de que vivimos para agradarle.
El galardón de Dios no siempre se limita a lo material, muchas veces se manifiesta en paz, gozo, esperanza y fortaleza en medio de la prueba. Esa es la recompensa de quienes lo buscan con sinceridad y no dudan de su grandeza.
Conclusión
La fe es el motor que impulsa la vida cristiana. Andar por fe, pedir con fe y vivir sabiendo que sin ella es imposible agradar a Dios son verdades fundamentales que no podemos pasar por alto. La fe no es un accesorio, es la esencia misma de nuestra relación con Cristo.
Cada día debemos pedir al Señor que aumente nuestra fe, que nos ayude a confiar en sus promesas y a descansar en su voluntad. La fe nos sostiene en las pruebas, nos impulsa en los retos y nos recuerda que aunque no veamos, Dios siempre está obrando. Que nuestra vida sea un testimonio vivo de que creemos en un Dios real y poderoso, digno de toda nuestra confianza.