El que recoge con mano laboriosa aumenta sus riquezas

El libro de Proverbios es una de las joyas más valiosas de la Biblia. En sus páginas encontramos dichos llenos de sabiduría que abarcan cada aspecto de la vida diaria, desde el comportamiento personal hasta la forma en que debemos manejar nuestras relaciones y nuestros recursos. Este libro nos recuerda constantemente que el temor del Señor es el principio de la sabiduría, y que quien vive conforme a esa verdad tendrá dirección, paz y prosperidad en su caminar.

Estos proverbios fueron recopilados principalmente por el rey Salomón, un hombre que recibió sabiduría de parte de Dios como nadie más en su tiempo. Cada enseñanza escrita refleja experiencias reales y principios eternos que nos muestran cómo debemos proceder para agradar a Dios y vivir correctamente. No son simples frases motivacionales, sino consejos divinos que han pasado la prueba del tiempo y que hoy siguen teniendo plena vigencia.

En este contexto, uno de los temas que Salomón aborda con firmeza es el del dinero. El título de este artículo nos recuerda una advertencia muy clara: “El dinero mal habido no se disfruta”. La Biblia señala que todo lo que se obtiene de manera deshonesta o fraudulenta no trae bendición, al contrario, termina destruyendo a quien lo posee. El siguiente versículo lo expresa de manera contundente:

El dinero mal habido pronto se acaba;
quien ahorra, poco a poco se enriquece.

Proverbios 13:11

Este pasaje nos enseña que la riqueza obtenida de forma incorrecta no permanece, pues lo que se siembra mal inevitablemente se recoge mal. Así ocurre con aquellos que no trabajan honradamente, que buscan engañar o aprovecharse de los demás: tarde o temprano verán cómo sus esfuerzos son inútiles, porque actúan fuera de la voluntad de Dios. Es una advertencia que nos llama a reflexionar sobre la importancia de caminar con integridad.

Por el contrario, cuando una persona trabaja con honestidad y siembra de manera correcta, los frutos son buenos y duraderos. La bendición de Dios se hace evidente en quienes actúan con sabiduría y no necesitan quitar a otros lo que no les pertenece. Su prosperidad es resultado de esfuerzo, paciencia y confianza en el Altísimo, y por eso sus bienes aumentan de manera estable y limpia, sin remordimientos ni temores ocultos.

La luz de los justos se alegrará;
Mas se apagará la lámpara de los impíos.

Proverbios 13:9

Este versículo resalta una realidad espiritual profunda: los justos brillan porque caminan en integridad, mientras que los impíos ven cómo su lámpara se apaga por causa de sus malas obras. El gozo y la paz interior que disfrutan los que aman a Dios no pueden compararse con la vida de quienes hacen lo malo, pues estos últimos viven bajo la sombra de la incertidumbre y el vacío. La luz del justo, en cambio, refleja bendición, confianza y seguridad en Dios.

Ciertamente la soberbia concebirá contienda;
Mas con los avisados está la sabiduría.

Proverbios 13:10

La soberbia es otro enemigo de la prosperidad espiritual y material. El orgulloso no escucha consejos, insiste en su camino y finalmente cae en conflictos innecesarios. En cambio, la sabiduría habita en los prudentes, en quienes saben reconocer el mal a tiempo y apartarse de él. Aquí vemos un llamado a la humildad y a la prudencia, virtudes que Dios honra y bendice abundantemente.

Las riquezas de vanidad disminuirán;
Pero el que recoge con mano laboriosa las aumenta.

Proverbios 13:11

Una vez más se enfatiza que las riquezas obtenidas con engaño o vanidad se desvanecen, mientras que el esfuerzo constante y honesto trae resultados firmes. El trabajo diligente es honrado por Dios, porque refleja obediencia, disciplina y paciencia. No se trata solo de acumular bienes, sino de vivir conforme a la voluntad divina, sembrando con rectitud para cosechar bendiciones que trascienden lo material.

En conclusión, el libro de Proverbios nos invita a vivir una vida basada en la integridad, la humildad y el trabajo honesto. El dinero obtenido de manera injusta nunca traerá paz ni verdadera prosperidad, pero el que confía en Dios y actúa con sabiduría verá su vida llena de frutos buenos. Que cada uno de nosotros se esfuerce por sembrar correctamente, trabajar con diligencia y caminar bajo la luz del Señor, porque solo así disfrutaremos de una riqueza que permanece y una vida plena en la presencia de Dios.

Tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba
Las obras y la palabra de Dios