Posiblemente hoy te despertarte sin ningún deseo de levantarte de la cama y salir allí a enfrentarte ante el mundo exterior, ya que sientes que las pruebas han sido y están siendo tan duras que simplemente no puedes más, sientes esa carga tan pesada que ni siquiera te deja avanzar, piensas que es el final y que ya no te quedan nada de fuerzas para luchar, y quizás sientas todo esto porque estás peleando esta batalla de la manera equivocada, la estás peleando tú, cuando deberías dejar que el mismo Dios sea quien pelee tus batallas.
13 —No tengan miedo —les respondió Moisés—. Mantengan sus posiciones, que hoy mismo serán testigos de la salvación que el Señor realizará en favor de ustedes. A esos egipcios que hoy ven, ¡jamás volverán a verlos!
14 Ustedes quédense quietos, que el Señor presentará batalla por ustedes.
Éxodo 14:13-14
De esta misma manera Dios quiere mostrarnos su soberana e incomparable salvación, no debemos tener miedo, no debemos desear volver atrás, no debemos desmayar en medio de la prueba, tampoco debemos temer cuando vemos que el enemigo viene con todo su ejército en nuestra contra. En esos momentos solo debemos no temer y quedarnos quietos ya que el Señor es quien pelea nuestras batallas.
En la Biblia encontramos un sinnúmero de ocasiones cuando muchos siervos de Dios se encontraron con el agua hasta el cuello, sin embargo, de todos esos temores Dios les libró. Recordemos el rey David, cuando solo era un muchacho, y todo el pueblo de Israel estaba turbado porque había un gigante allí atemorizándolos, sin embargo, nadie se atrevía a levantar su espada contra el gigantesco hombre llamado Goliat. Pero, en aquel instante, apareció David y dijo:
34 David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada,
35 salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba.
36 Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente.
37 Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo.
1 Samuel 17:34-37
Luego David, hablando al filisteo le dijo:
45 Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.
46 Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.
47 Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.
1 Samuel 17:45-47
Otra vez más la Biblia nos confirma en el versículo 47 de los versos citados anteriormente que del Señor es la batalla. Sabemos que David derrotó a Goliat con onda y piedra, pero también sabemos que quien ganó esa batalla no fue David, sino que el mismo Señor fue quien derrotó a Goliat, ¿Sabes por qué? Porque Dios estaba con David y David confiaba en Dios. ¿Confías en Dios de la misma forma en medio de todos tus llantos y súplicas? ¿Te atreves a entregarle toda tu fe a Dios en tus momentos tristes de la vida? ¿Te atreves a que sea Dios quien pelee tu batalla y no tú mismo?
En último lugar, es bueno que recordemos aquellas grandes palabras dichas por nuestro amado Señor Jesucristo:
28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Mateo 11:28-30
Jesús aquí no está llamando a descansar a un grupo determinado de personas, a una lista muy exclusiva, a un grupo muy prestigioso, ¡No! Jesús dice: «Venid a mi todos…» Se está refiriendo a millones de millones de personas que están cansadas, desanimadas, que sienten que no pueden más, que están rendidos ante la vida, a ese grupo tan grande personas Jesús les dice que vengan, que Él les hará descansar. Jesús es el único ser que puede ofrecer descanso a tantas personas a la vez, Jesús también es la única persona que nos ama con un amor tan extraordinario.
¿Te sientes desolado? Te instamos a que entregues tu carga a Cristo, a que dejes que sea Dios quien pelee tus batallas, recuerda que Él es quien multiplica la fuerza del que no tiene ningunas, también recuerda que Dios guarda a aquellos quienes le aman y los defiende. Recuerda que Dios peleará nuestra batalla y nosotros estaremos tranquilos.
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