Derramamiento del Espíritu de Dios

En la Biblia encontramos múltiples promesas para el pueblo de Dios, y estas promesas nunca han pasado ni pasarán por alto, porque servimos a un Dios que cumple todo lo que dice y debemos creer firmemente en Él. Rápidamente podemos hacer un repaso de cosas que Dios prometió y cumplió: Dios le prometió a Abraham un hijo cuya descendencia sería como las estrellas del cielo y eso fue cumplido, por otro lado, Dios prometió al pueblo de Israel salir de Egipto y también fue cumplido, y así encontramos en las Escrituras muchas otras cosas más prometidas por Dios, las cuales fueron cumplidas, ya que Dios no miente.

Las Escrituras dicen:

28 Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones.

29 Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.

Joel 2:28-29

En el capítulo dos del libro de los Hechos de los Apóstoles esta profecía de Joel se da cumplimiento, ya que luego de la partida de nuestro Señor Jesucristo, el Espíritu Santo fue derramado sobre los que allí estaban esperando en la promesa, y recibieron nuevas lenguas, y personas que eran de otras naciones podían entenderlos en su propia lengua. ¿Acaso eso no fue glorioso?

La muerte de Cristo y su resurrección nos ha dado el beneficio de la vida eterna y nos ha dejado su Espíritu, el cual nos consuela en cada momento. Ellos recibieron esa promesa, no porque eran mejores que nosotros, sino porque cuando Dios promete algo lo cumple. Además en aquel momento se desplegó la gloria de Dios y fue una señal para cada persona congregada allí de que Dios es poderoso.

Amados hermanos, esperemos en las promesas de Dios, no nos debilitemos aunque veamos que tarda mucho, ya que fiel es el que ha prometido.

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