He aquí yo vengo pronto

¿Qué cantidad de tiempo tenemos escuchando la frase: «Cristo viene pronto»? Lo cierto es que tenemos toda una vida escuchando eso, y muchas personas ignorantes juzgan este frase que se encuentra alojada en la Biblia por el hecho de que Cristo aún no ha venido. Recordemos que el tiempo de Dios no es el mismo que el nuestro, su mente no es la misma, el factor tiempo no funciona con Dios como funciona con nosotros y solo nos debemos apegar a esa promesa de que en realidad Cristo viene pronto, y a través de este artículo te invitamos a que tu fe en esas palabras se mantenga tan viva como el primer día que lo creíste.

La Biblia dice:

12 He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.

13 Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.

14 Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad.

Apocalipsis 22: 13-14

Nuestro primer versículo a considerar dice directamente: «He aquí yo vengo pronto». ¿Puedes creer eso? Cristo realmente viene pronto y vale la pena creerlo confiadamente y esperarlo, ya que es una espera con promesa, Él viene para recompensarnos según sean nuestras obras y si estamos escondidos en Él, no tenemos que temer a nada, no nos debe sorprender su venida, porque estamos esperando en ello y aguardamos esas palabras cada momento de nuestras vidas.

Luego de este gran verso Cristo hace entender a su iglesia que Él es eterno, que no tiene principio ni final, Él es Dios y vive y reina para siempre.

Para finalizar queridos hermanos, en el último verso nos habla de que aquellos quienes lavan sus ropas para tener derecho del árbol de la vida son bienaventurados. Nuestro trabajo es creer en Dios, lavar nuestras ropas cada día, continuar creyendo, y eso nos hace ser las personas más bienaventuradas del mundo.

La esperanza cristiana en la promesa del retorno

Aunque muchos se burlan de la promesa del regreso de Cristo, el creyente verdadero no debe desanimarse. El apóstol Pedro advirtió que en los últimos tiempos se levantarían burladores diciendo: «¿Dónde está la promesa de su advenimiento?». Pero nuestra fe no depende de lo que vemos, sino de lo que creemos por la Palabra de Dios. Confiar en la venida de Cristo fortalece nuestro corazón y nos recuerda que este mundo no es nuestro hogar definitivo.

El tiempo de Dios es perfecto

Una de las razones por las que debemos mantenernos firmes es porque entendemos que el tiempo de Dios es distinto al del hombre. Para Él un día es como mil años y mil años como un día. Esa diferencia de percepción nos enseña a esperar con paciencia y a mantenernos vigilantes. No se trata de calcular fechas ni de desesperarnos, sino de permanecer fieles hasta que Él decida regresar por su iglesia.

La recompensa para los fieles

El pasaje en Apocalipsis menciona que Cristo viene con su galardón. Esto significa que cada obra, cada sacrificio, cada lágrima y cada esfuerzo hecho por amor a Dios será recompensado. No es en vano nuestra obediencia ni nuestra fe. En un mundo donde muchas veces la injusticia parece prevalecer, la promesa de un galardón eterno nos motiva a perseverar en la santidad y en la fidelidad al Señor.

Viviendo preparados cada día

Esperar a Cristo no significa simplemente pensar en un evento futuro, sino vivir cada día con la conciencia de que Él puede venir en cualquier momento. Esta verdad debe inspirarnos a mantener nuestras vidas limpias, alejadas del pecado y firmes en la oración. Lavar nuestras ropas, como dice el pasaje, es una forma simbólica de hablar de la purificación de nuestras almas a través de la obediencia y el arrepentimiento constante.

Conclusión

Cristo viene pronto. Esa declaración no debe producir temor, sino esperanza. El creyente que vive confiado en esa promesa puede enfrentar las pruebas de la vida con seguridad y gozo, sabiendo que un día disfrutará de la eternidad con su Señor. Por eso, no dejemos que la incredulidad del mundo apague nuestra fe; más bien, fortalezcamos nuestro corazón en la Palabra, mantengamos nuestras ropas limpias y caminemos con la vista puesta en el cielo, porque el Rey de reyes y Señor de señores volverá por los suyos.

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