En el capitulo 23 del libro de Josué encontramos como Dios a través de Josué exhorta a su pueblo a guardar sus palabras y no contaminarse con las demás naciones, puesto que eso les serviría de tropiezo. A través de todas las Escrituras Dios siempre guiaba a su pueblo para que no se dejara influenciar con las demás naciones, así mismo tampoco quiere que nosotros nos dejemos arropar por el sistema de este mundo.
Luego de Dios haber exhortado al pueblo de Israel de guardar sus mandamientos, cumplir las leyes de Moisés y no mezclarse con las demás naciones, les recuerda todas las buenas palabras que había dicho sobre ellos y como cada una se cumplió al pie de la letra:
Y he aquí que yo estoy para entrar hoy por el camino de toda la tierra; reconoced, pues, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, que no ha faltado una palabra de todas las buenas palabras que Jehová vuestro Dios había dicho de vosotros; todas os han acontecido, no ha faltado ninguna de ellas.
Josué 23:14
Dios había hecho múltiples promesas a su pueblo Israel, y todas esas buenas palabras que Él había dicho se habían cumplido. Debemos entender algo sobre el carácter de Dios, y es que Él no es como nosotros, cuando Dios promete algo lo cumple porque lo cumple. El pueblo de Israel tenía que recordar como Dios los sacó con mano poderosa de Egipto, como dividió el mar, como los acompañó de día y de noche con señales y prodigios increíbles. Simplemente este pueblo no podía olvidarse de todo lo que Dios había hecho por ellos.
Quizá dirás: «Que pueblo tan privilegiado». ¿Sabías que nosotros somos más privilegiados que ellos? Y es que Dios nos ha amado cuando estábamos en nuestros delitos y pecados, y nos ha dado salvación a través de la muerte de su Hijo en la cruz y no existe mayor milagro que el milagro de la salvación en Cristo.
La Palabra de Dios es infalible, y todas las promesas que Dios ha hecho a su pueblo a través de su Palabra se han de cumplir.