No cabe duda el pensar que Dios amó al pueblo de Israel con un grande amor, pero la Biblia también nos enseña que este pueblo amado por Dios, se fue muchas veces tras los ídolos y endureció su corazón hacia la voz de Dios, aun viendo todas las maravillas que Dios hizo por ellos ante Egipto. Pero otra cosa que debemos tomar muy en cuenta es que Dios siempre se mantuvo corrigiéndoles, exhortándoles para que anden por el buen camino, y de la misma forma Dios nos llama para que andemos en su voluntad.
Antes del pueblo de Israel obtener la promesa de la tierra que fluía leche y miel, Dios dijo a su pueblo:
28 Y serviréis allí a dioses hechos de manos de hombres, de madera y piedra, que no ven, ni oyen, ni comen, ni huelen.
29 Mas si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma.
Deuteronomio 4:28-29
Algo clave que no podemos olvidar en la vida cristiana es que la misericordia de Dios es ilimitada para con su pueblo. Siempre tenemos un momento para retroceder de nuestros errores y Dios nos espera con las manos abiertas para que acudamos a sus misericordias.
El Señor siempre instaba al pueblo de Israel a que lo buscase de todo su corazón y de la misma manera nos insta a nosotros a que le busquemos con toda nuestra alma, mente y corazón.
Busquemos a Dios cada momento de nuestras vidas y de esta manera viviremos una vida plenamente cristiana.