Cada día debemos aprender a tener misericordia con los demás, así como el Señor es misericordioso con nosotros. Si Él siendo Dios tiene misericordia de nosotros, entonces ¿por qué no debemos nosotros hacer lo mismo?
Cuando vieron esto los fariseos,
dijeron a los discípulos:
¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?
Mateo 9:11
Lo primero es, una persona no va al médico sino es que se siente enfermo, ahora bien, cuando una persona va al médico es porque está enfermo. Jesús se sentaba con los pecadores y publicanos, porque estos eran los que necesitaban sanidad divina.
Cuando los fariseos vieron estas acciones de Jesús, se enojaron, se sintieron mal, porque el maestro estaba sentado en medio de pecadores, pero lo que ellos no entendían era que Jesús estaba con ellos porque necesitaban de Él.
Al oír esto Jesús, les dijo:
Los sanos no tienen necesidad de médico,
sino los enfermos.
Mateo 9:12
¿Cómo podemos explicar de qué forma iban hacer sanadas aquellas personas? Unos quizás estaban enfermos físicamente, otros estaban enfermos espiritualmente, por lo que necesitaban ser sanados y salvados.
Por esta razón Jesús les decía a los escribas y fariseos que los sanos no tienen necesidad de sanidad, dándoles a entender que los que estaban rodeando a Jesús en ese momento, eran aquellos que necesitaban ser sanadados.
Id, pues, y aprended lo que significa:
Misericordia quiero, y no sacrificio.
Porque no he venido a llamar a justos,
sino a pecadores, al arrepentimiento.
Mateo 9:13
Los escribas y fariseos siempre estaban prestos para criticar y hacer sacrificios delante de los hombres para su vanagloria, por eso Jesús les dice que en vez de estar destruyendo a aquellos que necesitaban la palabra de vida, hicieran misericordia con su prójimo.