Testigos presenciales de la gloria de Cristo

Jesús tuvo 12 testigos presenciales de su gloria y esos fueron los doce discípulos, ellos vivieron muchos momentos increíbles con el Maestro, momentos que hoy en día nosotros los leemos y pensamos en qué bueno sería haber tenido tal privilegio.

Los doce discípulos pudieron ser parte de grandes milagros realizados por Jesús, de grandes misericordias, de palabras con una sabiduría ampliamente celestial, simplemente ellos tuvieron el privilegio más grande, pero esto no lo era todo, puesto que muchas otras personas pudieron presenciar estas cosas, pero simplemente estaban allí por el milagro, ya que a la hora de Jesús haber sido entregado, ellos vociferaban: ¡Suelten a Barrabás y crucifiquen a Jesús!

No es dudar que estos discípulos luego convertidos en los apóstoles de la iglesia primitiva tuvieron que padecer mucha ignorancia y falta de fe de las demás personas por proclamar el nombre de Cristo, y es por esto que Pedro escribe en su segunda carta:

16 Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad.

17 Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia.

18 Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo.

2 Pedro 1:16-18

En el primer verso Pedro está diciendo prácticamente que él no había enseñado el evangelio por emoción o por alguna moda del momento, o como si fuese un cuento de hadas. Él les está diciendo que aquello que estaba enseñando lo había visto, lo había presenciado en cierto momentos.

Recordemos aquel momento en el que Pedro se encontraba en un monte y Jesús se transfiguró. Pedro pudo presenciar esa gloria y ahora se encuentra hablando sobre ello y no lo hace por emoción, lo hace como testigo presencial, como aquel que vio con sus propios ojos múltiples milagros hechos por Jesús.

Pedro fue de aquellos hombres que estaban dispuestos a darlo todo por Jesús, y hoy nosotros debemos tener la misma actitud: ¡Darlo todo por Cristo!.

En los siguientes versículos Pedro sigue dando una pincelada de las cosas que pudo vivir, momentos claves en los que presenció esa gloria. No es de dudar que quizá muchas personas decían que aquellas experiencias solo eran meras alucinaciones, y es lo mismo que pasa con nosotros hoy en día, aquellos que se han dado la tarea de decir que Dios no existe nos dirán que les demos pruebas, pero, yo te pregunto: ¿Qué mayor prueba podemos necesitar que sentirle cada día y tener todas las maravillas que podemos ver hoy en día?

Nosotros no fuimos testigos presenciales de todos las cosas realizada por Jesús, pero hoy somos testigos de su poder manifiesto en nosotros a través de la muerte de Cristo en la cruz. Que esa fe de creer en Él se mantenga en nosotros hasta el día de su venida.

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Permaneced en la doctrina de Cristo
En el día que temo, en Ti confío
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