En este artículo vamos a escribir un poco sobre el Salmo 51, pero no sin antes destacar que este Salmo fue escrito por el Rey David desde lo más profundo de su corazón y de sus sensibilidades como humano. Desde el primer versículo vemos su alma vaciada ante Dios, hablando como un hombre que ha sido destruido y que reconoce su pecado y simplemente clama la misericordia de Dios. David escribió este salmo luego que había cometido una serie de pecados y simplemente ya no se sentía a gusto sin Dios.
¿Qué sentimos nosotros cuando pecamos? Realmente muchas veces cuando pecamos solo pensamos en el qué dirán de las personas, pero, ¿hemos pensado a caso en qué dirá Dios? Cuando pecamos nuestra mayor preocupación no deben ser los hombres sino Dios, aquel Dios que nos mira desde los cielos el cual es ofendido por nuestros actos.
Y es que David en aquel momento no tenía a los hombres en primer renglón por la terrible falta que había cometido sino que se sentía sumamente solo sin Dios porque entendía que había transgredido todo tipo de Ley.
David empieza este capítulo con el siguiente verso:
Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
Salmo 51: 1
Lo primero es que nunca debemos ir a Dios justificándonos por lo que nosotros sabemos que está mal. Querido hermano, delante de Dios no hay ningún tipo de justificación humana, lo único que nos justifica es la preciosa sangre de Cristo en la cruz pero para esto debemos ir delante de Dios con un corazón totalmente arrepentido que reconozca su fallo. Recordemos que Dios mira al humilde de cerca y al altivo lo mira de lejos.
Pero quiero que prestemos atención total al siguiente verso de esta súplica de David:
Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente.
Salmos 51: 12
Es bueno resaltar que David había perdido el gozo de la salvación, el gozo del Señor ya no estaba en Él, y precisamente por esto se había involucrado en tantos actos desagradables. Lo que deseo resaltar con todo esto es que cuando nosotros perdemos este gozo también nos involucramos en cosas que al Señor no le agradan y es por esto que juntamente con David debemos decir: «Vuélveme el gozo de tu salvación».
Si hemos perdido ese gozo debemos pedirle a Dios que reviva en nosotros nuevamente ese gozo, esos momentos donde solo deseábamos estar en la casa de Dios, esos momentos donde las cosas de este mundo no llenaban nuestros ojos, donde solo queríamos estar cerca del Señor y nada más. Si hemos perdido ese gozo este es el momento de renovarlo delante del Señor, irnos en oración y pedirle que ya no podemos estar sin Él, que nuestras almas están abatidas y que sin Él nada podemos hacer.
Queridos hermanos, espero que estas palabras de alguna manera les puedan confortar en el Señor.