Como preparación para la fiesta de Pascua que comienza el viernes, el Instituto del Templo en Jerusalén condujo un miércoles de “simulacro” para el rito del sacrificio.
Aunque el Altar del Templo todavía no está en su lugar, este sacrificio fue llevado a cabo con propósitos educativos.
Según el libro de Éxodo, a los israelitas se les ordenó llevar un cordero o cabra sin defectos a sus casas el décimo día del primer mes Hebreo, teniéndolo ahí hasta caer la noche del día catorce del mes cuando sería sacrificado.
La sangre del cordero es pintada en cada casa de Israel como una señal para que Dios no los toque durante la plaga de la muerte del primogénito. El cordero sería entonces asado y comido esa misma noche, acompañado de hierbas amargas y pan sin levadura. A los israelitas también se les ordenó realizar este sacrificio cada año a partir de entonces, como una conmemoración de la salida de Egipto.
Desde la creación del Primer Templo en el Monte del Templo, estaba prohibido ofrecer sacrificios en cualquier otro lugar. Así, el sacrificio de la Pascua no se ha realizado desde que el Segundo Templo fue destruido por los romanos en el año 70. En sentido estricto, sin embargo, la ley judía no requiere que el templo esté en pie, sólo que el altar sea en su posición correcta.
El Instituto del Templo se dedica a la recuperación de las prácticas del templo en la preparación para su reconstrucción. Se ha recreado muchos de los accesorios necesarios en el Templo, como el Menorah de oro y, más recientemente, el altar. Estos artículos están en exhibición en sus instalaciones de la Vieja Ciudad.
Adicionalmente, el Instituto capacita a los descendientes de la Aaron bíblico en sus funciones sacerdotales y prepara los materiales y programas educativos sobre el templo para su uso en las escuelas en Israel y en todo el mundo.
El miércoles pasado el simulacro se llevó a cabo con dos propósitos principales: para documentar el evento para un DVD educativo en el que están trabajando, y para ensayar en caso de que el altar se permita colocar en el Monte del Templo a tiempo para la Pascua de este año.
Durante el ejercicio, los sacerdotes que participan todos vestían prendas auténticas preparadas por el Instituto del Templo, y practicaron recitar las bendiciones correspondientes. Trompetas de plata y cantos levíticos acompañaron al sacrificio, como es requerido.
El Instituto del Templo publicó en su página de Facebook: “Esta ha sido la recreación más auténtica y precisa de este servicio que ha tenido lugar en casi 2,000 años.” Incluyó todas las etapas del ritual, tales como inspeccionar el animal por defectos, su sacrificio, colectar su sangre y llevarlo a la esquina del altar, desollar el animal y la separar sus partes interiores, y asarlo completo en un horno especial de Pascua.
Aunque las intenciones del Instituto del Templo, este tipo de sacrificio ya no es necesario porque Jesucristo se entregó una vez para limpiar todo pecado:
24 Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios;
25 y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena.
26 De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado.
27 Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,
28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.
Hebreos 9:24-28, RVR1960
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